Para quienes no lo han visto, el documental de Netflix, “el dilema de las redes sociales” o Social Dilemma ha incentivado a varias personas a cerrar sus redes sociales. ¿Por qué? La respuesta es simple, el documental se enfoca en presentarte el alcance psicológico y social que tienen las redes sociales y cómo éstas pueden afectar a la sociedad, a tal punto, que los expertos temen que nos pueda llevar a un conflicto internacional o conflicto interno.

¿Cuántos de ustedes estuvieron horas en TikTok, Facebook, Instagram, Twitter durante el confinamiento?;¿Cuántos notaron un incremento en el uso de estas redes en su tiempo libre? Todo esto tiene una razón, los algoritmos de las redes sociales están educados para hacernos pasar más tiempo en ellas. Es una actividad adictiva que lo único que hace es bajar temporalmente los niveles de ansiedad cuando usamos las redes, pero al estar lejos de ellas, puede afectarnos notablemente.

¿De qué habla el dilema?

El documental de Jeff Orlowski inicia explicando un principio básico, las herramientas de búsqueda nos muestran lo que queremos ver, en base a la sociedad que nos rodea y nuestros intereses. Por ejemplo, si uno escribe “el cambio climático es” en Google, las opciones de búsqueda que nos muestra son diferentes depende de la ubicación geográfica y lo que hemos buscado anteriormente. Efectivamente, hice la prueba con un grupo de personas y ninguno de nosotros teníamos el mismo resultado.

Esto sucede porque todas nuestras búsquedas, nuestros “me gusta”, nuestros intereses, son constantemente monitoreados por un grupo de expertos que incentiva nuestro cerebro a siempre querer más. Generalmente, el “mal” de las redes sociales era que nos querían vender sus productos, pero en realidad, su alcance llega mucho más allá, ya que nos afecta emocionalmente.

Orlowski, en el dilema de las redes sociales, habla con varios expertos ex trabajadores de las grandes plataformas como Google, Facebook, Instagram y Pinterest.  Ellos explican cómo son estas compañías y por qué han decidido desvincularse de ellas por temas éticos. Además, estos expertos hablan de las razones por las que prefieren que sus hijos no usen redes sociales hasta mínimo los 15 o 16 años, porque entienden el daño que puede hacerles a los menores, entre ellos depresión y ansiedad. En el documental, cada problema psicosocial se explica a través de las vivencias de una familia que no logra conectarse más por culpa de su adicción al teléfono.

¿Cómo nos gana la adicción?

Anna Lembke, una experta en adicciones de la Universidad de Stanford, explica que las redes sociales destruyen la necesidad del cerebro a evolucionar en las relaciones interpersonales. [1] ¿Por qué sucede esto? La dopamina es la encargada de darle placer a nuestro cerebro, [2] y la tecnología nace con un objetivo, alimentarlo. Esto no necesariamente es de forma positiva, sino que lo hace de una manera intuitiva, pues nos hace pedir más de algo que no necesitamos: mas “me gusta”, más seguidores, más complementos, porque más de todo esto, quiere decir más aceptación social. Entonces, las redes sociales, nos vuelven intuitivos, en el sentido de que nos hacen usar más la plataforma porque nos hacen pensar que nos dan más valor, pero este valor también se da en forma de datos. [3]

Cuando usamos Facebook, por ejemplo, damos datos de que aplicaciones usamos, de que artistas, equipos de fútbol, o películas nos gustan, de esta manera, pueden ver cosas similares y recomendarlas. Realmente, no tiene nada de malo que Facebook sepa tanto de nosotros, el problema es cuando vende estos datos a las empresas con un target demográfico seleccionadísimo: treintañeros lectores ambientalistas que aman a Wes Anderson”, u “hombres de sesenta años que les gusta la música progresista y la cocina italiana”. [4] Y, sin embargo, este no es el mayor problema, el gran daño que nos hacen es que nos muestran información que gusta a nuestro grupo demográfico y pueden ir adaptándola a la política, a un evento social, e incluso, a la violencia. Y todo esto sucede a nuestras espaldas.

En esta charla TED, Jaron Lanier, un científico, músico, y escritor, nos explica cómo el internet ha cambiado de objetivo.

Cuando inicia la idea del internet, Lanier lo pensaba como un lugar donde la humanidad podía compartir conocimiento. Lamentablemente, esto no sucedió, pues el internet se convirtió en una herramienta para controlar nuestras vidas, monitorear nuestros datos y darnos estímulos innecesarios. Lanier culpa a las compañías Google y Facebook por esta debacle, y explica cómo esta idea terminó siendo otra víctima del deseo de incrementar la economía de estas empresas de Silicon Valley, sin considerar que ellos se enriquecen de un trabajo que hacemos nosotros gratuitamente.

La dopamina, el actor principal de las redes sociales

En el dilema de las redes sociales, se habla de la dopamina que, conjunto con otros neurotransmisores, se encargan de dar ese placer de aceptación social a nuestro cerebro. [6] Este tipo de placer es el mismo que nos da un evento que nos llena de serotonina y nos hace sentir bien, pero este placer puede convertirse en una adicción, y es ahí cuando se vuelve preocupante. ¿Cómo podemos comprobar si sufrimos de esta dependencia? Prueba a alejarte del celular por unas horas, ¿Cómo te sientes? Si la respuesta es ansioso, nervioso, enojado, puedes estar seguro que tienes una adicción, pues éstas son reacciones derivadas de la abstinencia.

Loren Brichter es el inventor de la función “desplegar para actualizar”, que es la función que utilizamos bajando la pantalla para que se actualice el contenido. Él vendió la función a otras apps como Twitter y Facebook, y, durante el documental, reconoce que el continuo despliego de la información actúa en el cerebro de la misma forma que una máquina tragamonedas de los casinos: nosotros esperamos que salga alguna información nueva cada vez que actualizamos, un nuevo tuit, una nueva notificación, etc. [7] La aplicación podría actualizarse sola, pero este gesto es efectivamente placentero al cerebro. [8] Además, toda la información nueva que encontramos nos distrae, llama nuestra atención y nos da pequeños estímulos de dopamina que nos dan finalmente una sensación de bienestar. Es como un videojuego gigante que nos relaja y nos crea dependencia.

Mensajes clave del dilema

Hay unos mensajes importantes a tomar en consideración en el documental “El dilema de las redes sociales”, a continuación, los más importantes:

Si no pagas por el producto, el producto eres tú

De acuerdo con Bloomberg, durante la pandemia, la fortuna del CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, aumentó en 30,000 millones de dólares. [9] Esto sucede porque Facebook gana dinero mientras más pasas tiempo en la red social ya que das más detalles sobre tus gustos, tus hábitos, tus intereses y consumos. [10] Los algoritmos que toman la información, como mencionamos antes, nos categorizan y alimentan a los vendedores que normalmente son empresas, universidades y hasta políticos y gobiernos. [11]

Herramientas para engancharnos

La más importante, es la notificación. ¿Cuál es la función inicial de esta herramienta? Como mencionamos antes, ésta es la consecuencia de la producción de dopamina en nuestro cerebro, ya que, con cada notificación, nos sentimos más aceptados dentro de esta sociedad digital. Notificación = me gusta. Cuando tus sales de la app, te llega una notificación que debe ser vista en ese momento, entonces vuelves a entrar al juego, a la app, a mirar nada por horas, a ver ads infinitos. Si quieres saber más sobre como funcionan los ads, puedes visitar nuestro artículo.

Las Fake News se propagan seis veces más rápido que las verdaderas

De acuerdo al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, se cumple esta afirmación. [12] ¿Cómo sucede? Cada quien es dueño de la información que publica y comparte. Si uno de nuestros conocidos publica una noticia falsa, normalmente una que cause caos, que sea controversial, se va a compartir más rápido por la paranoia en la que vivimos.

Es realmente difícil poder decidir, seguir en las redes o no. Uno quisiera continuar en contacto con gente que pueda estar al otro lado del mundo sin tener problema, pero a su vez, no queremos caer en el juego de la manipulación. Por eso, el dilema de las redes sociales aconseja bajar la dopamina deslindándonos de los dispositivos electrónicos o desactivando las notificaciones para entrar menos a las apps y tener el control de hacerlo cuando nosotros queremos.

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Bibliografía